martes, 20 de noviembre de 2007

MEMORIAS DE RUTA I

He aqui un fragmento de EL ERRANTE PERPETUO, libro de memorias de ruta que estoy escribiendo y que estoy por acabar.


....Todo volvió a la normalidad, el bus llegó al terminal a eso de las 5 de la tarde un nublado martes 30 de diciembre del 2000, ahora el siguiente paso era buscar un hotel, pegarse un duchazo y por la noche salir a la plaza a buscar vivencias.

“Las diferencias que marcan a las personas - pensaba Lorenzo- están en cómo éstas afrontan sus vidas, los "comunes" suelen aferrarse a los paradigmas y a las convenciones sociales, tienen una inteligencia monocroma, muy simple y limitada solo a sus labores cotidianas, nunca van al trasfondo de las cosas, suelen tener una vida predecible y aburrida. Mientras que los "rebeldes" suelen ser libres pensadores que asumen sus vidas como protagonistas de una aventura y viven siempre inconformes e insatisfechos pues su principal finalidad es la búsqueda de nuevos estímulos, cuando los encuentran éstos se acaban y vuelven a buscar otros nuevos, son individuos-esponja, creativos, son poseedores de una sabiduría aguda y visionaria e inteligencia policromática, son muy intensos, todo lo quieren asimilar en el menor tiempo de edad posible, quizá por eso tambièn se despiden del mundo más temprano que los demás”.

Cuando cae la noche, el ambiente nocturno y cosmopolita del Cusco suele ser inspirador de grandes hazañas personales. La conquista de una linda "cruda" puede salvarte del aburrimiendo y la soledad. La plaza estaba recargada de gente, Lorenzo deambulaba por las calles y recordaba aquellos pasajes de su viaje de promoción hacía muchos años. Cusco estaba muy diferente y mucho más atractivo que antes.

Lorenzo hizo una caminata de reconocimiento de la ciudad, primero un paseo por San Blas, luego un recorrido por las calles aledañas. Se detuvo un momento en la calle de los artesanos miraba detalles, preguntaba precios finalmente compró una chakana turquesa que se la colocó en el cuello y al salir observa a un viejo camarada de parrandas. Estaba acompañado de un grupo de personas en la plaza. Era la popular “Serrana” quien se encontraba en el cyber café del frente.

-Serrana!!!!- saludó Lorenzo.
-Hey man cuando llegaste?- respondió La Serrana
-Hoy. Acabo de llegar de Arequipa, estuve en la tienda de Lucifer y me dijo que venías para acá, compadre, tengo planes de ir hasta Bolivia y ¿tú?
-Fácil que la hacemos, yo también quiero ir a Bolivia, pero quiero pasar una noche en el lago Titicaca. Donde estás viviendo Lorenzo?
-En un hotel cercano al terminal.
-Yo estoy en la calle Choquechacca en un hostal donde la noche cuesta 7 lukas y que está cerca de la plaza.
-No te puedo creer?, me están cobrando el doble, mañana me mudo a tu hostal.

Mientras conversaban, los demás que acompañaban a La Serrana observaban el encuentro, mientras que otros iban encontrándose con otras amistades y cabe la casualidad que casi todos en el grupo eran colegas periodistas, fotógrafos y vagabundos. Estaban en esa ocasión, El Gordo Milk cuya fama de fotógrafo y fumador empedernido de ganya se había extendido por todo Cusco, el Negro Fernando, amigo de policías, ex convicto y traficante de cocaína, marihuana, ácidos, pepas y otros postres, El Loco Santiago; un fotógrafo que Lorenzo conocía de las épocas de las comisiones periodísticas en el Congreso, y también Omar Ode; un vagabundo profesional que no hacía nada por la vida sino malgastar el billete que su viejo, un árabe multimillonario textilero, le daba cada fin de mes. Este iba acompañado de Tarek, su primo, mucho menor que él y que tartamudeaba y tenía el tic de tocarse la nariz a cada instante.

En realidad un grupito de siete cazavivencias que se encargarían de poner de vuelta y media la ciudad imperial. Cuando las manecillas del reloj indicaban las 9 de la noche, el grupito terminator fue a un restaurante cercano a la estación del tren que va a Machu Picchu, en ésa zona se podían encontrar las pollerías donde un cuarto de pollo podía costar 3 lukas cincuenta, suficiente para forrar el estómago y ahorrar para comprar más trago y especias.

Las noches cusqueñas empiezan con los famosos free drinks, vas a un local y te obsequian un trago de cortesía, terminas el trago y te vas a otro local y así el recorrido se hace largo en el transcurso de la noche, pero cuando ya estás picado y logras pescarte a una gringa, te olvidas de todos y te separas hasta que lo cuentas al día siguiente en el hotel.

La Excess, no estuvo tan buena, no porque estuviera aburrida, sino porque Tarek se pasó de vueltas con la cocaína, afortunadamente no ocurrió nada que lamentar, solo un ligero espasmo cardíaco. Lo mejor era que se fuera a casa, así terminó su noche.
El Loco Santiago empezó a ponerse espeso porque le gustaba el polvo como la miel, el Negro Fernando ya se estaba aburriendo de sus constantes peticiones a tal punto que casi llegan a los golpes
-Huevón esto es para toda la noche
-A quien le has dicho huevón conchetumadre
-Mira Loco tengo solo un falso y es para todos y si te sigues portando así te voy meter clavo.
-Puta Negro pero no te la guardes pe, sueltala, comparte
-Lo que pasa es que estás desesperado y a mi no me gustan los desesperados, huevón estás cagado vete al Centro Victoria, drogadicto de mierda!.
-Basta Negro! - intervino el Gordo Milk mientras La Serrana y Lorenzo observaban.
La onda decadente de la situación ensombreció el entusiasmo, sin embargo tanto Lorenzo como La Serrana no estaban dispuestos a sacrificar su noche de esa manera.

Ambos se separaron y caminaron por los portales rumbo a la discoteca Echo. Eran las 12 de la medianoche y llovía a cántaros, había mucha gente en la calle mudándose de local en local. Para entrar al Echo tenías que presentar una contraseña de lo contrario se reservaban el derecho de admisión, afortunadamente Lorenzo aún conservaba su credencial de periodista y la Serrana también, bastó con un simple “chaplineo” para que los dejaran entrar.

Adentro el ambiente estaba cargado de humo, las luces inteligentes apuntaban al Dj que se encontraba en un altillo, hartas gringas, bien ricas, hartos crudos que le metían la mano a las limeñitas y a las riquiñustas cusqueñas, sobre todo a esa clase de chicas que les encanta guardar las apariencias, pero que lejos de sus novios y más aún en el Cusco, se enajenaban como unas tremendísimas perras. Aquí los estimulantes preferidos eran sintéticos y la gente estaba más freak que de costumbre.

El baile era constante, La Serrana por un lado Lorenzo por el otro al acecho como lobos buscando alguna rubia o pelirroja.......

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