lunes, 26 de noviembre de 2007

MEMORIAS DE RUTA II

fragmento de EL ERRANTE PERPETUO, libro de memorias de ruta que estoy por acabar.


......Caminando por las calles, Lorenzo Sanz notó un cambio sustancial en la ciudad, Tacna lucía más moderna, más ordenada y más acogedora con respecto a la imagen fantasmagórica del 87, año en que hiciera su primera visita durante el viaje de promoción de 5to de secundaria. A su paso, logró reconocer algunas calles y el hotel donde estuvo hospedado aquella ocasión, incluso la discoteca donde bailó lento por primera vez con la inolvidable Betina Hesse, ¿qué será de su vida?, ¿ya se habrá casado?, ¿tendrá hijos?, se preguntaba. En aquel octubre del 87, ambos tenían 16 años, recordaba aquel momento en que todos los compañeros de clase bailaban en la discoteca y miraban a la pareja como una dupla sospechosa por revelarse, no faltaban esos graciosos que se acercaban sigilosamente y les preguntaban “¿ya están?”, o exclamaban a los cuatro vientos “¿miren a ésta parejita?” y cosas por el estilo.

Lorenzo Sanz era tan tímido que no se atrevió a nada, el DJ había soltado “with or without you” de U2 en un momento en que la pareja solo charlaba mientras todo el mundo salía a bailar el lento del año. Betina Hesse con la dulzura que la caracterizaba, invitó a Lorenzo a bailar y éste aceptó dubitativo. Durante el baile no se hablaron, apenas intercambiaban algunas frases, pero el deseo por besarla fue in crescendo, poco a poco la adrenalina del adolescente iba efervesciendo con rapidez y no podía controlarlo, estaba muy nervioso, sudando, sin embargo ella lo invitó a que se relaje recostando la cabeza de éste sobre su hombro, así Lorenzo Sanz, la tuvo abrazada durante los 4 minutos que duraba la canción sintiendo el calor de ella, la actitud más audaz y la sensación más tierna y sublime que podía experimentar hasta ese momento a su corta edad. Esa es la imagen de amor platónico que aun perdura en su conciencia.

Betina Hesse quizás esperaba un beso, una tocadita de cintura, quizá debió tomar la iniciativa ante un Lorenzo Sanz ensimismado e imberbe que no atinaba a nada, o quizás su ingenuidad pudo más, ese sentimiento puro quedaría con los años como un recuerdo imborrable. Ella era una chica con quien se podía charlar de todo, era su mejor amiga y era muy madura con respecto a los demás. "¿Donde estará Betina?”, se preguntó por última vez mientras observaba cómo el semáforo cambiaba de verde a rojo. "Algún día volveré a verla y le daré ese beso” pensaba. Cruzó la avenida, prosiguió su camino y se encontró con un snack que recién abría, el hambre hacía estragos en la famélica contextura de Lorenzo Sanz quien no podía esperar más tiempo por un bocado, en seguida se sentó en una mesa y al acercarse la camarera, pidió un desayuno continental.

Devoró las tostadas, los huevos revueltos y la mermelada, pagó la cuenta y marchó raudo hacia la Universidad de Tacna en busca de Solange.

DONDE ESTAS SOLANGE?:
Ir a buscar a alguien sin saber donde es su paradero, podría ser una estupidez para mucha gente, pero para tipos tan extraños como Lorenzo Sanz, buscar a personas no habidas puede tomarse como un ejercicio de preservación de la locura y afinación del sentido de la adrenalina. Ejercer la actividad de la locura de buscar por buscar y sin saber que vas a encontrar más adelante, en realidad es como poner a prueba los límites de toda lógica y todo razonamiento. Podría decirse que el cuerpo de Sanz era dirigido por un piloto automático, total, al fin y al cabo, los seres humanos somos espejos de otros seres humanos, quizás Solange podría ser un espejismo, quizás Betina, un oasis, quizas, Helen podría ser el desierto. Lorenzo tratando de escapar de los fantasmas del pasado, se involucraba en otras tareas como la búsqueda sin reparos, la búsqueda por el hecho de andar, siempre andar y no dejar caer los brazos, la búsqueda por encontrar quizás el instante creativo, la respuesta escondida, una revelación de vida, o simplemente el instante de una llamarada de amor esquiva durante tantos años.


Recién llegado a la facultad, su presencia era muy extraña en esas tierras universitarias, su pinta a lo Indiana Jones, el pelo largo y la barba crecida de una semana sin afeitar, causaba la atención de muchas miradas, de las chiquillas cachimbas y de sus celosos novios caras de pitbull, de los guachimanes y de los comerciantes ambulantes que pululan por las calles aledañas.

Se sentó por un momento en un snack del frente imaginando un encuentro con Solange, ella saliendo por la puerta de ingreso y él corriendo feliz a su encuentro, era tan ridículo, pero quien podía tener la certeza, nunca se sabe como van a reaccionar las personas en un encuentro inesperado. En realidad era una situación tan sublime, como tan macabra. Luego, acomodándose la mochila sobre su espalda se acercó a la puerta de ingreso de la universidad a preguntar por Solange a cuánto universitario se le cruzara en el camino. Solo consiguió respuestas en fórmula de pregunta “¿como se apellida?”, “¿en que ciclo está?”, “¿cómo es su físico?” mientras que otros solo sonreían, podrían pensar que se trataba de una cámara escondida o una tomadura de pelo, el rostro desorientado de Lorenzo Sanz, daba visos de que “algo no andaba bien en ese tipo”, tenía una expresión de locura y obsesión que lo tornaba repelente ante cualquier acercamiento con otras personas.

Quizás no tenía caso seguir ahí preguntando tontamente por una mujer que apenas conoció en una noche de copas, porque pensando como un pragmático, no existía posibilidad alguna de mantener un vinculo con ella. Reflexionaba frente a la puerta de ingreso de la universidad. Habrían pasado tres horas de espera, hubo una chica que le dijo que conocía a una Solange y fue en busca de ella, pero cuando regresó con la supuesta, no era ella.

La única Solange que esperaba era esa chica hermosa de blanca palidez, cabello azabache y sonrisa de ángel que había sido suya una noche en Puno. No había más remedio, era momento de retirarse y continuar el camino, quizás cuando Lorenzo Sanz edite su libro en que relate el episodio de Solange, solo así podría saber algo de ella alguna vez, solo cuando éste se convierta en un escritor célebre, podría ocurrir la imprevista aparición de la chica de sonrisa de ángel, eso nunca se sabe, a lo mejor sucede.

Mientras tanto, la marcha debía continuar, próximo objetivo. Chile.

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