martes, 7 de abril de 2009

ME QUITO EL SOMBRERO ANTE LOS JUECES: FUJIMORI CULPABLE, 25 AÑOS DE PRISION



¿Cómo hacerle entender a los fujimoristas más radicales que su "Emperador" no es inocente?... si existiera alguna forma... tienen un grado de testarudez sin límites y su ceguera mesiánica los lleva a tomar actitudes realmente delirantes y decir cualquier tontería al estilo de Cesar Nakazaki o de Martha Chávez.

¿Acaso creen que en una guerra de baja intensidad, que era prácticamente una actividad militar clandestina, se podía encontrar visos de informaciones, trámites administrativos o esquelas con órdenes superiores?, evidentemente no. ¿Esas son las "pruebas" que tanto exigían los escuderos Raffo, Chacón, Cuculiza y tantos etcéteras del fujimorismo?, ¿acaso pensaban que Fujimori o Montesinos iban a firmar documentos para aprobar los abusos, asesinatos y atropellos a los derechos humanos que se cometieron durante el decenio anaranjado?. No pues, jamás. Tanto Fujimori como Montesinos impartían órdenes y el grupo Colina se encargaba de ejecutarlos, ¿Sobre quién cae la culpa, sobre los "Colina" o sobre los que dirigen a los "Colina"?, claro está.



Me quito el sombrero ante esos jueces que tuvieron el valor, la firmeza y la imparcialidad proba para determinar un fallo tan trascendental para el Perú y la jurisprudencia internacional. Alberto Fujimori como Presidente y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas era el principal responsable de cualquier exceso que se hubiese cometido durante la guerra contrasubversiva, por tanto, es culpable de las matanzas en Barrios Altos y la Universidad La Cantuta.

La condena de 25 años de prisión resulta polémica y muchos estarán a favor o en contra, pero eso finalmente no interesa, aqui lo que importa es el significado de la sentencia, un fallo histórico que reconcilia a la nación con la verdad. Un tipo que se zurró en el Congreso disolviéndolo y que por ende se tumbó el Estado de Derecho y que luego, para mantener distraída a la población, la embruteció hasta más no poder con sicosociales, programas basura, libre importación de combis y la nefasta "cumbia del chino", definitivamente merecía un castigo ejemplar.

Un tipo que quiso anquilosarse en el poder para un tercer periodo gubernamental mediante un proceso electoral fraudulento. Que se hizo "el loco" mientras su principal compinche Vladimiro Montesinos organizaba la peor de las redes de corrupción, chantaje y soborno jamás imaginadas en la historia de la República. Que no le importó esterilizar a miles de mujeres de poblaciones marginales sometiéndolas a tratos inhumanos cual "Doctor Muerte" Joseph Mengele del III Reich. Que hizo la "finta" construyendo escuelas de media caña y que hoy se están cayendo a pedazos en lugar de aplicar una reforma educativa para mejorar el nivel académico de profesores y estudiantes. Que fugó del país cobardemente para luego presentar su renuncia por fax desde japón, merecía un castigo.

No puedo desmerecer que durante el gobierno de Alberto Fujimori se inició la corrección de la economía que hoy se mantiene gracias a una Politica de Estado concertada desde el breve período de Paniagua e impulsada por la reactivación industrial de Toledo. No puedo desmerecer su gran aporte a la pacificación interna con la captura de Guzman y el rescate de los rehenes. Tampoco puedo olvidar la firma de paz con Ecuador. Pero esas eran las tareas y deberes que cualquier gobierno hubiera afrontado.

Pienso que Fujimori no debió insistir en un tercer mandato, hubiera quedado en la memoria de todos como "El Gran Estadista de la Historia" si acabado su segundo gobierno, se iba a su casa. La soberbia, el poder, la pendejada criolla, la yuca, el hueveo constante, la ley de interpretación auténtica, la denigración internacional representada por Laura Bozzo, quedaron en un pasado que no puede repetirse jamás.

Creo que ya hemos visto bastante, hemos aprendido bien la lección y como nación debemos apuntar hacia la decencia y la recuperación de nuestra autoestima. El fallo condenatorio en contra de Fujimori es un acontecimiento sin precedentes en el país que nos ha mostrado que el Sistema Judicial es un aparato del Estado confiable y que funciona, hombre!, queda claro que no todo estaba podrido.

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